Nocturnos de Laura Pérez
- El Deivid
- 18 abr
- 3 Min. de lectura

Edición original: Astiberri
Formato: Cartoné
192 páginas
Precio: 21€
Si hay que recalcular ruta, se recalcula. Y es que uno de los mayores errores que he cometido en 2024 ha sido dejar escapar este Nocturnos de Laura Pérez. Destacada en muchos medios como una de las mejores obras del año pasado. Galardonada con el premio Antifaz al mejor cómic nacional en Salón del Cómic de Valencia y nominada también a mejor obra nacional en el de Barcelona. No me extrañaría que estuviera también entre los favoritos para el premio nacional del cómic que se otorgan este año.
En Nocturnos, Laura realiza un trabajo estético excepcional. Nos propone una serie de reflexiones a través de distintas estampas alrededor de las cuestiones más poéticas que rodean la noche. La oscuridad y la luz como contraste. El sueño. La vigilia. La soledad y el paso del tiempo. Cada viñeta es una obra de arte en sí misma, porque el trabajo de Laura, más allá de tener cierto discurso pictórico, a nivel estético funciona de forma magistral. En sus formas podemos ver la influencia de la línea clara de la BD clásica, pero también a Edward Hopper, del que bebe descaradamente en algunas composiciones. Su trabajo gráfico, ya sea con lápices de colores o con el digital (hoy en día es complicado ya diferenciarlos) es una auténtica delicia. Sin renunciar por ello a una narrativa clara, concisa y exacta.
Nocturnos es una obra profunda y compleja, pero de lectura ágil y liviana. Resulta muy complicado no quedarse pasmado entre sus viñetas, admirando los paisajes, los sujetos, los poemas visuales que nos propone en ocasiones. Y todo ello mientras nos invita a reflexionar sobre la luz que arroja la propia sombra sobre la luz. Es casi imposible no sufrir una suerte de Síndrome de Stendhal al terminarlo.

El gran protagonista de esta obra es la noche, la noche y todo lo que ella conlleva; pero Laura aprovecha para proponer una serie de temas adscritos a la nocturnidad de los que es imposible pasar de lado. Trabaja con una estructura difusa que acaso pareciera casual, casi etérea, que sugiere más de lo que muestra, pero que nos lleva a través de la excelencia estética por un camino narrativo muy bien armado. Que no nos engañe la sucesión de secuencias aparentemente inconexas: aquí hay una idea a transmitir y se consigue a base de un guion trabajado y deconstruido de forma consciente.
Su carácter intimista nos seduce, se torna en algo universal a través de unos personajes vivos. Su ambientación y su tono nos trasladan a esa hora bruja en la que la luz se apaga, en la que las imágenes cobran una belleza sobrenatural, en la que el sueño se mezcla con la vida y a través de las edades nos vemos reflejados en un trasiego sin fin de imágenes evocadoras.
Hay algo que te atrapa en esta obra. Algo que te hace disfrutar de su lectura. Ya sea su narrativa, la contemplación de sus imágenes o las reflexiones propuestas. Terminar Nocturnos nos deja con muy buen sabor de boca. Con la sensación de haber tenido toda una experiencia. No creo que tarde en volver a ella. De recrearme en sus composiciones, en la sencillez de su delicada belleza. De volver una y otra vez a esos temas por los que transita con una naturalidad abrumadora. Si hay que reivindicar este Nocturnos de Laura Pérez como una de las mejores obras del 2024, aunque sea algo tarde, pues se hace y punto.
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