Astro City: Más allá del homenaje
- El Deivid
- 4 jul
- 3 Min. de lectura

Se ha hablado mucho acerca de Astro City. Carta de amor al cómic de superhéroes. Versión definitiva de la visión más clásica del género. Trasunto absoluto y referencial. Bien, es todo cierto; pero más allá de ese carácter ligado al homenaje, hay detrás de esta obra una genuina voluntad creadora. Astro City no es la primera ni la única obra que trasunta personajes clásicos (y no tan clásicos). A través de estas versiones de superhéroes ha conseguido crear su propia mitología. Lo que en un principio pudiera parecer una excusa para poder contar aquellas historias que el equipo creativo quería contar, historias que quizás no hubieran encajado en sus editoriales originales, se transforma en una historia propia. Una historia con una voz y un carácter propios. Una historia que trasciende el homenaje, que nos habla de una forma de crear historias. De aprovechar ciertos puntos de vista no tan explorados en este tipo de historias. Una forma de crear un universo propio y vivo, sí, sustentado por años de personajes famosos (y no tan famosos), pero que evoluciona más allá de la monotonía imperante en las dos “grandes”.

No tengo ni la más remota idea de cual fue la intención original del equipo creativo. Lo cierto es que Astro City evoluciona constantemente, número a número, serie a serie. Un cómic que recorre unos callejones que normalmente no suelen recorrer este tipo de historias. Un cómic que se para a reflexionar desde puntos de vista muchas veces olvidados. No sólo de los propios ciudadanos, sino de también de héroes caídos en desgracia, de side-kicks, de matones de mala muerte. Una obra que se para a mostrar las motivaciones tanto de los grandes nombres del género, como también de secundarios de tercera y cuarta fila.

El nivel de creatividad es total. Tanto Kurt Busiek como Brent E. Anderson aprovechan para contarnos una serie de historias que de otro modo no hubieran podido ser contadas. Historias profundas. Con ese sabor cotidiano, a pie de calle, que tanto le gusta a ambos. Indagando en recovecos inexplorados del alma humana. Dándole protagonismo a los perdedores. Identificándose con el ciudadano de a pie, pero sin dejar de lado el sentido de la maravilla ni la épica que el género lleva dentro de su propia esencia.
Los trasuntos están ahí, de eso no hay duda. Y efectivamente permiten contar historias que de otra forma no hubiera sido posible contar. El arco del confesor (reflejo de Batman), es sencillamente magistral. El número de Samaritano (Superman) y Victoria Alada (Wonder Woman) es algo que no habíamos visto hasta ese momento, no al menos contado de esa forma. Los irregulares. El ahorcado. Acero. El resorte. El agente de Plata. Sí, todo basado en versiones de otros personajes, pero con vida propia.

Más allá del homenaje, Astro City aboga por crear buenas historias. Historias que en muchas ocasiones se sustentan en el propio homenaje. ¿Carta de amor al cómic superheróico? Por supuesto, pero marcando el camino por el que también se puede caminar dentro del género. Más allá del trasunto, más allá del amor por el género, en Astro City los autores abogan por una forma de contar historias. Una forma que se escapa de las formas más manoseadas dentro del género, y que mejora sustancialmente sus maneras más clásicas.




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